divendres, 12 d’agost del 2011

ATAQUE MASIVO DE NOSTALGIA

Una vez más cometo esos espectaculares errores de cálculo que tanto acaban gustándome de mí mismo (soy sincero: aún me gustan más los aciertos). Pensaba que lo de Londres iba a ser la mecha que prendiera la revolución en Europa, pues nosotros también tenemos derecho a esperar The Big One. Soñaba con tropas de enajenados entrando en las sedes de las grandes instituciones y apretando el botón que hace que mi banco se olvide de mi hipoteca. Es mucho pedir ??. Luego ya podrían irse a saquear tiendas de teléfonos móviles y de tejanos y si despues de tanto alboroto les entrara hambre que saquearan algún supermercado, ya puestos, el área gourmet. El seguro invita.
Bendita ingenuidad la mía. No pasará nada de eso, ni empezando por Londres ni añadiendo París o Roma o Berlín. Todo está demasiado bién atado.
Ocurre que los Massive Attack han publicado a través de su perfil en Facebook ciertos comentarios en un tono que podría interpretarse como de apoyo a todos los que están protagonizando los incidentes. Hay una comparación ciertamente poco ambigua sobre los costes diarios en términos económicos de los saqueos y el importe anual de impuestos eludidos en Inglaterra, especialmente por las grandes empresas. El aluvión de comentarios ha sido bastante imponente. Tampoco es que los haya leído todos. Cierto es, como era eso, que el hombre es un animal político. Los Massive Attack, que creo que ahora son un dúo, pueden, directamente, o,  si son tan importantes, a traves de portavoces, expresarse políticamente. Luego asumen la repercusión y punto. Con un par, que diu aquell. Pero echo en falta entre tanta pasión por apoyarles o rebatirles (en medio de eso los gobernantes británicos corren a decir que los manifestantes son sólo delincuentes), que alguien les recuerde el elevado número de años que llevan sin sacar un disco decente. Que el último, del cual ni siquiera retuve el título, fue descrito con términos como monótono y anodino. Anodino es una palabra decididamente jodida para usarla al describir un disco. Dice que el disco te aburre hasta adormecerte. Dice que lo escuchas esperando algo que te sorprenda en algún momento, aunque fuese para mal, y que ahí te quedas esperando.
Entonces a mí, que ni siquiera Mezzanine me pareció una cosa del otro mundo pues me sobraban guitarras y me faltaban ecos de guitarra (o ecos de lo que fuera) se me iba entre los dedos como arena del desierto de la baja California el talento de los Massive Attack. Se me antojaba que dos discos (y medio por las remezclas), el último de 1994, son un bagaje un pelo pobre, demasiado pobre para que, por muy (micro)combo multirracial que sean, 17 años después, el destello más brillante de su añorado talento, nos lo facilite una opinion ligeramente equívoca.


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