divendres, 1 d’abril del 2011

SUITE IMPERIAL

Y no es una homenaje a Brett Easton Ellis. No he comprado su último libro y Lunar Park empezaba a cansarme pasadas unas cien páginas, pues mi cerebro rebotaba pensando en cuales eran los pasajes autobiográficos y cuales los que no, a sabiendas de que podían estar mezclados de la manera más arbitraria. Y American Psycho estaba bién, aunque lo abrías y rebuscabas las páginas buscando esos fragmentos. Y Less than zero, conseguida por una miseria en una librería de segunda mano, es el clásico libro corto que puedes ventilarte en un solo día, de playa, de piscina (no lo hagáis con El túnel de Ernesto Sábato), pero no encuentro ese día, o mejor, algún otro libro que está en la cola le da un contundente codazo, y vuelve a quedar en ese triste séptimo u octavo puesto. Y en fín, no sé si diría que es un autor favorito, pues lo veo tan 80-90, tan ésto si es periodismo gonzo, que siempre pasa a la mano izquierda mientras la derecha busca el definitivo.
Brevedad, que hay cosas que hacer : veo una de las primeras fotos del emperador de Japón, junto a la emperatriz, perdón por no tomarme la molestia de indagar sus nombres, la dinastía son los "Ito" o "Hito" (insisto, tengo prisa y si arranco Google son cinco o seis líneas menos y no), y los veo agachados atendiendo a una mujer damnificada, que lleva puesta su máscara (la misma que muchos turistas japoneses llevan cuando visitan la Sagrada Família, la Pedrera, la Casa Batllo, el Museu del Barça). No sé si el hecho de que la mujer conserve la máscara puesta ante tan magna presencia sea una falta de respeto (no se molesta en quitársela) o un exceso de respeto (no le dé por contagiar a sus majestades). Entonces me acuerdo de que ya comenté que me costaba tener presente que Japón es un imperio. Y que esos emperadores, que tienen un contacto con su pueblo de lo más breve y espaciado (quizás sea mejor), ahora, veinte días despues, con montones de cadáveres y de desaparecidos, con el mundo en jaque por Fukushima, con partículas radiactivas que aparecen en Extremadura (surrealista como él solo), se deciden a aparecer a dar ánimos.
Ya dije que un día hablaría de la monarquía. Hoy no es el plato principal, sino un mero entremés. Japón, que por lo que parece se está enfrentando a una especie de reinvención por todos las catástrofes pasadas, bien haría en sacudirse cosas como la dinastía imperial. Quizás crearía (sería una esperanza) un influjo sobre otros países de otros continentes. Claro que se me ocurre alguno.

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